martes, 12 de mayo de 2009

Alcoholismo: Un Carrusel Llamado Negación




Capítulo Uno

El alcoholismo es un drama en tres actos en el que toman parte por lo menos cuatro personajes: el bebedor y su familiar los amigos, los compañeros de trabajo y hasta los consejeros, quienes pueden contribuir a mantener girando el Carrusel. El alcoholismo rara vez aparece en una persona sin que afecte a otras; es extraño que continúe aislado de los demás.
Un individuo bebe mucho y se emborracha, y los demas reaccionan contra la borrachera y sus consecuencias. El bebedor responde a esta reacción y vuelve a beber. Esto establece un Carrusel de culpa y negación, semejante a un espiral hacia abajo, lo cual caracteriza al alcoholismo. Por consiguiente, para entender el alcoholismo, debemos mirar no sólo al alcohólico, sino observar la enfermedad como si estuviéramos sentados entre los espectadores de una obra teatral, y contempláramos cuidadosamente las actuaciones de todos los actores del drama.
Tan pronto se levanta el telón, vemos al alcohólico como la estrella del primer acto. El hace toda la actuación, los demás reaccionan ante lo que él hace. Es un hombre entre los 30 y 55 años de edad, usualmente inteligente, capacitado, y a menudo triunfador en su trabajo o profesión, pero que su meta en la vida no está al alcance de su capacidad. Vemos que es sensitivo, solitario y tenso. Es también inmaduro, y en tal forma que crea una verdadera dependencia, no obstante poder actuar en forma independiente a fin de negar este hecho. También niega ser responsable de los resultados de su comportamiento. De esta dependencia y negación es que este drama se llama <>. Para que él actúe en esta forma, los demás deben hacer posible esta actuación. Es por eso que debemos observar cuidadosamente lo que cada actor representa en la obra.
El alcohólico ha aprendido que el uso del alcohol le hace sentirse mejor. Para él, esto es una bendición, no una maldición; es su medicina, no su veneno. Por unas cuantas horas lo aleja de sus tormentos, desaparecen sus temores, disminuye su tensión, remueve su soledad y resuelve todos sus problemas.
PRIMER ACTO
La obra comienza con el alcohólico exclamando que nadie puede decirle a él lo que debe hacer, él es quien le dice a todos qué deben hacer. Esto hace muy dificil que la familia pueda hablar sobre la bebida y sus resultados. Aún cuando es indiscutible que la bebida está causando serios problemas; él simplemente no los discutirá. La conversación es como una calle de una sola vía. Nadie parece oír lo que los otros están diciendo. Ambas partes dicen una cosa, y sin embargo hacen otra. Es por eso que es necesario ver la obra para entender el alcoholismo. Observar al alcohólico solamente, leer una descripción cientifica de la enfermedad, o escuchar las historias de sufrimientos de la familia es sólo una pequeña parte del drama. La palabra clave del alcoholismo es <>, una y otra vez las personas no hacen lo que dicen, o niegan lo que han hecho. Si pudiéramos ver la obra por television y apagar el sonido, entenderiamos mucho mejor lo que realmente está sucediendo.
Al comienzo del primer acto el alcohólico necesita de un trago y lo toma. Bebe un sorbo con rapidez, no despacio y con calma. Puede beber sin recato, pero posiblemente ocultari la cantidad que toma, haciéndolo fuera de la escena y no en presencia de los otros actores de la obra. Está es la primera parte de la negación: ocultar la cantidad que bebe. Pero esto nos demuestra que él sabe que esta bebiendo demasiado. Bebe mis que los otros, más a menudo, y sobre todo, esto significa más para él que para los otros.
Beber en exceso y muy frecuentemente no es asunto de elección. Es el primer signo de alcoholismo. Negaciones repetidas como el esconder la botella y el beber solo, revela cuán importante se ha vuelto el alcohol para ayudarle a sentirse mejor. Después de uno o dos tragos, ya no puede parar de beber.
Después de unos tragos mis, vemos un profundo cambio en el alcohólico. Revela una sensación de triunfo, bienestar y de autosuficiencia. Está en la cúspide del mundo y puede actuar como si fuera un pequeño Dios. Ahora él está en lo cierto y los demás equivocados. Esto sucede con facilidad cada vez que alguien objeta su forma de beber.
En los alcohólicos no hay una manera uniforme de actuar cuando están intoxicados, pero cualquiera que ésta sea, no es racional ni sensible, sino irresponsable. Ignoran todas las reglas de conducta social, a veces inclusive hasta un grado criminal, de lo cual un claro ejemplo es el manejar un automóvil cuando estan bajo la influencia del alcohol. Si una persona sobria actuase en esta forma, sin duda le consideraríamos loco.
Si las borracheras continúan por largo tiempo, el alcohólico crea una crisis, se mete en problemas y termina en un completo caos. Esto puede suceder de muchas formas, pero el patrón es siempre el mismo: el alcohólico es una persona dependiente, que se comporta como si en realidad fuera independiente y su forma de beber hace que fácilmente se convenza de que esto es cierto, aunque el resultado de sus borracheras lo hace cada vez mis dependiente de los demás. Cuando su autocreada crisis estalla, espera que algo suceda; la ignora y le da de lado o llora para que alguien lo saque de ese apuro. El alcohol, que al principio le dio una sensación de triunfo e independencia, ahora se ha quitado la mascara y revela al niño indefenso y dependiente que es.

LA RECUPERACION COMIENZA EN EL SEGUNDO ACTO
Una recuperación planificada, desde el punto del alcoholismo, debe comenzar por los personajes en el segundo acto. Ellos deben aprender cómo las personas afectadas por esta enfermedad se afectan las unas a las otras, y después aprender la parte más difícil que es actuar en una forma enteramente diferente.
Los nuevos papeles pueden ser aprendidos con sólo poner en practica los conocimientos y descubrimientos de otros que comprenden y entienden esta obra. Si el Segundo Acto se escribe de nuevo y es presentado en escena otra vez, hay razones para creer que el alcohólico se recuperará. El está encerrado en su enfermedad, pero son otros los que tienen la llave de la cerradura. Nosotros no podemos obligarle a que abandone la idea de que la bebida le resolverá sus problemas, pero si le abrimos la puerta estará en libertad para salir.
Si el alcohólico es rescatado de cada crisis, si el jefe se deja convertir en una Victima una y otra vez, y si la esposa reacciona como una Provocadora, entonces no hay ni un 10% de oportunidad de que el alcohólico se recupere. El está virtualmente indefenso y no puede por sí mismo romper la cerradura, pero puede recuperarse si los otros actores de la obra aprenden cómo romper la dependencia del alcohólico hacia ellos, esto es, rehusando a ceder en cada ocasión. El alcohólico no puede hacer girar el Carrusel, a menos que otros viajen con él y le ayuden a que gire. Los actores en el segundo acto insisten en preguntarle al alcohólico por qué no para de beber, y en esto es en lo que fallan, porque están contribuyendo a que él intente una y otra vez de solucionar sus problemas humanos básicos por medio de la bebida. No es cierto que un alcohólico no pueda ser ayudado hasta que él desee esa ayuda; lo que si es cierto es que no hay la más remota posibilidad de que el alcohólico pare de beber si otras personas insisten en quitarle de encima todas las consecuencias dolorosas de la bebida. Los actores en el segundo acto encontrarán muy difícil cambiar de actitud, ya que les sería más fácil y menos doloroso el decir que el alcohólico no tiene cura, que tener que enfrentarse a la agonia de aprender a representar un nuevo papel.
El Propiciador y la Victima deben también de buscar información, comprensión y entendimiento, si planean cambiar sus papeles. La esposa o la madre debe unirse a un programa de consulta y terapia, si es que quiere hacer un cambio básico en su vida.
Para entender el papel de los tres actores secundarios de este drama, debemos recordar que ellos no han aprendido a representar estos papeles de la noche a la mañana. Solamente representaron el papel que de ellos se esperaba, ya que habian sido enseñados a actuar en esa forma. Se imaginaban que estaban ayudando al alcohólico sin saber que lo que hacian era perpetuar su enfermedad, y hacer casi imposible la recuperación del enfermo.

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