jueves, 25 de junio de 2009

la voluntad de dios.. ¿sera asi?


La voluntad de Dios se da a pesar de nosotros, no a causa de
nosotros.
Podemos tratar de averiguar lo que Dios tiene en mente para
nosotros, buscando, hurgando, hipervigilantes para investigar la
voluntad de Dios como si fuera un tesoro enterrado, escondido más
allá de nuestro alcance. Si lo encontramos, ganamos el premio. Pero
si no tenemos cuidado, lo perdemos.
No es así como funciona.
Podemos creer que tenemos que caminar sobre cascarones, diciendo,
pensando y sintiendo lo correcto, al tiempo que de alguna manera nos
obligamos a estar en el lugar correcto en el momento correcto para
descubrir la voluntad de Dios. Pero eso no es cierto. La voluntad de
Dios para nosotros no está escondida como un tesoro enterrado. No
tenemos que controlarla ni que forzarla. No tenemos que caminar
sobre cascarones para que se dé.
Está justo dentro de nosotros y alrededor nuestro. Está ocurriendo
ahora mismo. A veces es callada y sin novedades, e incluye las
disciplinas cotidianas de la responsabilidad y del aprender a cuidar
de nosotros mismos. A veces nos está curando cuando estamos
envueltos en circunstancias que disparan viejas penas y asuntos
inconclusos.
A veces es grandiosa.
Nosotros desempeñamos una parte. Tenemos responsabilidades,
incluyendo la de cuidar de nosotros mismos. Pero no tenemos que
controlar la voluntad de Dios para nosotros. Se nos está cuidando.
Estamos protegidos. Y el Poder que cuida de nosotros y nos protege
nos ama muchísimo.
Si es un día callado, confía en la quietud. Si es un día de acción,
confía en la actividad. Si es tiempo de esperar, confía en la pausa.
trasplantando unas plantas por tercera vez. Habiendo crecido a
partir de una semilla en un bote pequeño, las plantas habían sido
transferidas a un bote grande; y luego trasplantadas al jardín.
Ahora, como me estaba mudando de casa, las estábamos trasplantando
otra vez.
Siendo inexperta como jardinera, me volví a mi experimentadísima
madre. "¿No les hace daño?", le pregunté mientras las
desenterrábamos y les sacudíamos la tierra de las raíces. "¿ No les
hará daño a estas plantas que se les desenraíce y se les transplante
tantas veces?"
"Ay, no" respondió mi madre. "Trasplantarlas no les hace daño. De
hecho, es bueno para las que sobreviven. Así es como se les
fortalecen las raíces. Sus raíces crecerán en lo profundo, y las
plantas se pondrán fuertes."
A menudo me he sentido como esas pequeñas plantas: desarraigada y
boca arriba. A veces he soportado el cambio con buena disposición, a
veces con renuencia, pero por lo general mi reacción ha sido una
combinación de ambas.
¿No será duro esto para mí?, pregunto ¿No sería mejor que las
cosas permanecieran igual? Ahí es cuando me acuerdo de las palabras
de mi madre: así es como las raíces crecen en lo profundo y se
fortalecen.
Hoy, Dios mío, ayúdame a recordar que durante los tiempos de
transición están siendo fortalecidos mi yo y mi fe.
ESTA CRUZ APARECIO EN EL CIELO EL MES PASADO.. ENLLA HORA DE LA ORACION.. ¿QUE QUERRA DECIR DIOS?...